miércoles, 16 de junio de 2010

Paseo en carro

Hola- dice él
Hola-respondí

Nisiquiera pregunto cómo está porque la respuesta sería igual de seca y amarga, la incomodidad no cambiaría en lo absoluto, nuestras caras no cambiarían, nuestra manera de sentir sobre nosotros tampoco, asi que, por las puras le preguntaría el qué tal, seguiriamos sin una conversación fija, seguiriamos callados...en conclusión, no le diré "¿cómo estás?"

Cómo estás?- preguntó él
bien ¿y tú?- respondí
bien- respondió él

Estoy segura de que aquí quedará la conversación, él ya preguntó, pero yo no sé que responderle, o preguntarle, ni comentarle, nada de mi vida le importa, solo cree que soy una niña...normal con ideas erradas de la vida como cualquier adolescente. El ya terminó de crecer, según él, claro, por eso no cambiará; es por eso que no le comentaré nada de mi vida, lo bueno no lo escucha, lo malo, obviamente si, por eso, ni le comento lo bueno ni lo malo, lo malo porque yo terminaría mal, lo bueno, porque lo tomará como algo normal sin imporancia.

¿Escuchaste eso?- me dijo
Si- le dije
A ver, ¿qué dijeron?- me respondió
No sé- le dije sonriendo

Mi cabeza estaba en "en este momento no puedo atenderte bla bla bla", y si, estaba escuchando, escuchaba voces que estorvaban mis pensamientos, solo un "bla bla bla bla shhh bla bla bla" pero ninguna palabra en realidad, era la radio, sólo le prestaba atención a mis pensamientos, a "mis propios problemas de adolescente tonta", nisiquiera cuando pienso y escucho música presto tanta atención, imagina con algo que no me interesa tanto, bueno no sé, no tenía ganas de escuchar "los dialogos con PPK" ni a quién mataron anoche, ni que local se incendió...

¡Carajo, taxi de mierda!- gritó, obviamente al taxi de mierda

Verdaderamente, era un taxi de mierda, pero yo no comento nada, solo para evitar conversaciones largas que puedan terminar en otro tema que no quiera hablar, pero si pues, el tráfico de las mañanas, es una cagada, yo también me pondría de mal humor.

¿Y qué tal tus notas?- me preguntó

Ahora si, ya fue todo, esa es la pregunta que malogra todas las mañanas, ¿le miento o no le miento? ¿bien o mal? no me puedo quedar callada, de ser así, mi respuesta sería demaciado obvia, sería "mal" pero no creo que esté mal, pero tampoco creo estar del todo bien, asi que, ¿qué digo? no sé cómo están mis notas exactamente...

bien- le respondí

Siempre le he respondido lo mismo, y siempre jalo algo, asi que supongo que en la cabeza de él debe haber un "que extraño, está bien" de manera sarcastica, o lamentando que mi situación académica sea así. Finalmente estamos todos cagados. Se siente la tensión entre ambos, siempre le tendré miedo a la pregunta: ¿qué tal tus notas?

Mejor me voy bajando aca- le dije
No, te dejo en la puerta- me dijo
Pero...da lo mismo- le dije
A mi no pues- me dijo

Yo solo quiero bajarme del carro, ya me aburrí, me quiero escapar

Bueno, chau- le dije
Chau, que te vaya bien- me dijo

Nunca respondo a esa pregunta, aunque sepa que es de muy mala educación departe mia, el problema es que, no me nace, y si lo digo, lo digo bajo o siento que lo digo, pero en verdad se queda en mi cabeza, es como él se enferma y me dice "por qué nunca preguntas qué tal estoy?" y se que es porque no me nace, no quiero decirlo, sé que no se morirá, asi que por las puras, sé que la respuesta será: bien, mejor, normal; pero nunca, será "mal".

Ya me bajé, ahora, esperaré a tener el mismo recorrido mañana, solo que sin preguntas académicas porque esas se hacer un par de veces al mes por separado.

Buenos dias- dice el profesor

jueves, 3 de junio de 2010

la puerta rechinó como si nunca la hubieran abierto
ella entró
la puerta se cerró sola
la casa retumbó del golpe
las habitaciones eran grandes, blancas, el piso blanco también, con alguna salpicada de negro
me sentía más tranquila
más segura
pero seguía algo nerviosa, la casa era demaciado callada y demaciado limpia.

subí las escaleras, mis pasos hacían eco
encontré un cuarto
olía a unas hierbas extrañas, algo dulce, olía a tranquilidad
comencé a ver negro y
caí